domingo, 30 de junio de 2013

EL MAGO DE LOS CAMBIOS


El mago de los cambios
ENRIQUE ORTEGO · RÍO DE JANEIRO 29/06/13 - 17:24.
“No pretendo llevar razón siempre, pero seguramente tenemos más datos que los demás a la hora de tomar decisiones”. La frase, con ese seguramente, justo en el lugar adecuado es propiedad de Vicente del Bosque y define a la perfección su forma tranquila y humilde de afrontar su profesión.
Un oficio el de entrenador, en su caso seleccionador, que para él es “más un arte que una ciencia, más una habilidad, unos toques personales que unos conocimientos”.
Pues esos toques personales, esos datos que no tienen los demás y su lectura de los partidos junto con Toni Grande, su eterno compañero de viaje, son los que le permiten que sus cambios sobre la marcha en el transcurso de los encuentros sean casi siempre para bien e influyan positivamente en el juego y en los resultados.
Los dos últimos fueron el jueves en las semifinales ante Italia. España necesitaba cambiar el paso. Salir de un juego anodino, que no es el suyo. Faltaba profundidad y el balón no corría como de costumbre.
Salvo raras excepciones, Del Bosque tiene dos metodologías distintas para los cambios. Si el equipo va ganando, espera a los últimos 15 ó 20 minutos, pero si va empatando o perdiendo realiza la primera sustitución entre el minuto 55 y 60, y la segunda entre el 60 y el 65. Se deja normalmente la tercera para los últimos minutos y la realiza en función del resultado.
Revulsivo Navas
El primero en entrar fue Navas. Su salida al poco de arrancar la segunda parte aportó velocidad, desborde, regate y perpendicularidad. Sacó a Chiellini de su zona de central y le hizo sufrir midiéndole en carreras más pegado a la banda. Se ofreció mucho y prodigó el disparo, que no es lo suyo. Su desparpajo en estos partidos torcidos alegra la vida del equipo.
Juan Mata entró después y aportó dinamismo, toque, oxígeno: echó una mano a Iniesta en el medio y a Jordi Alba con Maggio, además de intentar entrar por la banda zurda.
Finalmente, salió al campo Javi Martínez una vez empezada la prórroga para pegarse con los centrales italianos, muy castigados físicamente. También se trataba de tapar a Pirlo en la salida del balón. Desde su infancia no jugaba en esa posición. Era lo que le faltaba: central, centrocampista... y delantero centro.
Si hubiera marcado en aquel remate de tacón, en el área pequeña, territorio del ariete clásico, en el último minuto de la prórroga, la argucia táctica del seleccionador sería aún más noticia de primera página.
Aún así le salió bien, muy bien. El navarro dio consistencia al equipo y fuerza a una línea de ataque formada por jugadores bajitos. Los cuatro hombres que estaban por detrás de él eran Navas-Xavi-Iniesta-Mata. Era cuestión de bajar al suelo cualquier balón aéreo, una dejada, un rechace, un centro y un cabezazo. Hay que reconocerlo: la maniobra de Vicente estuvo muy bien tirada.

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