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viernes, 10 de mayo de 2013

DIRECTIVOS QUE FABRICAN LEGALMENTE SU PROPIO DESPIDO



En los últimos tiempos ha surgido una corriente de empleados de alto nivel que agudizan el ingenio para provocar su despido, con la ayuda de bufetes laboralistas, y poder cobrar así una jugosa indemnización.
JOSÉ MOURINHO El actual entrenador del equipo de fútbol del Real Madrid, José Mourinho, es un ejemplo de cómo un directivo busca, con sus comportamientos, un despido o acuerdo para irse, pero con una compensación.
JOSÉ MOURINHO El actual entrenador del equipo de fútbol del Real Madrid, José Mourinho, es un ejemplo de cómo un directivo busca, con sus comportamientos, un despido o acuerdo para irse, pero con una compensación.
En tiempos de incertidumbre, el ingenio se agudiza. Muchos directores de recursos humanos se enfrentan a peticiones extemporáneas de reducciones de jornada o candidaturas inesperadas para ser miembros del comité de empresa. No son pocos los empleados que buscan una alternativa a un posible despido intentado retorcer las leyes a su favor. Con más de seis millones de parados, muchos trabajadores se aferran más que nunca a sus puestos.
Sin embargo, la crisis también discurre por terrenos muy distintos a los habituales y aunque parezca contradictorio, en los últimos cinco años, ha surgido una corriente de empleados que actúan en dirección contraria, buscando su despido. Tienen un perfil muy definido: empleados de alto nivel y directivos que ante la incertidumbre de negocio y la dureza de los tiempos optan por salir de la empresa sobre el siempre cómodo colchón de sus blindajes o indemnizaciones astronómicas provocadas por su alto sueldo o antigüedad.
Estos trabajadores sueñan con un retiro de oro o crear su propia empresa gracias a esa jugosa compensación. Sin embargo, al otro lado se encuentran una compañía que no está en la mejor situación económica para afrontar el pago de una millonaria indeminización, con lo que el proceso puede alargarse mucho más de lo deseado por el directivo. Ante esto, muchos ejecutivos deciden actuar y se ponen en manos de bufetes laboralistas que les asesoren. El objetivo: que la empresa despida al que hasta ayer era el mando perfecto.

¿Cómo se logra?

- Extraviar los e-mails o no escuchar las llamadas, dejando de estar localizable permanentemente.
- Comenzar a sustentar algunas de las reclamaciones históricas de los empleados o del comité de empresa.
- Expresar disconformidad con incrementos salariales o variables, alegando criterios cualitativos que pueden suponer discriminación.
- Requerir, bajo autorización previa, expresa y por escrito de superiores en actuaciones que antes no requerían de ello.
- Sufrir del mal de la clase turista que impide continuar viajando de modo constante.
- Incumplir los horarios de trabajo o faltar algunos días, pero sin alcanzar los umbrales que provocarían un despido por causas objetivas.
“La estrategia suele ser mucho más importante que los aspectos jurídicos en estos encargos; se trata de conseguir un despido improcedente o injustificado o de abrir una vía de negociación a una salida indemnizada de un directivo del que la empresa no contempla prescindir”, explica a EXPANSIÓN un letrado laboralista.
Generar conflicto
Este abogado manifiesta que “en algún supuesto al que hemos tenido acceso, la estrategia se centró en generar situaciones de conflicto

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