El conjunto azulgrana, en superioridad, ganó con un golazo de Xavi de falta, pero exhibió un pobres juegos en su regreso a los Cármenes.
El Barcelona salvó con muy poca gracias su visita a Los Cármenes una tarde de Cartel alegre en Granada 35 años después de la última vez y que acabó de malas gana y sin diversión. En Martes tan comprimido el calendario que no hay tiempo para pensar en lo que sucedió el fin de semana pasado, su jugó un partido de una sola dirección porque el Barça nunca solto la pelota y la hizo suya desde el principio, aceptada la propuesta por parte del conjunto andaluz circulando de dado a lado con parsinomía, quizá más lento de lo que tocaba.
Hubo un golazo y nada más, pues Granada se aburrió con el regreso del campeón en una espectáculo soporífero que rara vez ofrece.
Con todo, el Barça fue el único diceño de la situación y con el balón en los pies es casi imposible que el rival te haga daño, un imposible que consiste en guantar hasta el límite con la porteria a cero y buscar la sorpresa, la misma receta de Sevilla con los evidentes riesgos de que la jugada no siempre sale bien.
Al Granada se le presupone una idea atractiva al fútbol, con jugadores muy abiertos pendientes de las contrás, pero se quedó pasando con el gigantesco rondo del Barça ajestgreado en la Retaguardia el cuadro rojiblanco porque los de arriba eran figurantes.-
El Barcelona salvó con muy poca gracias su visita a Los Cármenes una tarde de Cartel alegre en Granada 35 años después de la última vez y que acabó de malas gana y sin diversión. En Martes tan comprimido el calendario que no hay tiempo para pensar en lo que sucedió el fin de semana pasado, su jugó un partido de una sola dirección porque el Barça nunca solto la pelota y la hizo suya desde el principio, aceptada la propuesta por parte del conjunto andaluz circulando de dado a lado con parsinomía, quizá más lento de lo que tocaba.
Hubo un golazo y nada más, pues Granada se aburrió con el regreso del campeón en una espectáculo soporífero que rara vez ofrece.
Con todo, el Barça fue el único diceño de la situación y con el balón en los pies es casi imposible que el rival te haga daño, un imposible que consiste en guantar hasta el límite con la porteria a cero y buscar la sorpresa, la misma receta de Sevilla con los evidentes riesgos de que la jugada no siempre sale bien.
Al Granada se le presupone una idea atractiva al fútbol, con jugadores muy abiertos pendientes de las contrás, pero se quedó pasando con el gigantesco rondo del Barça ajestgreado en la Retaguardia el cuadro rojiblanco porque los de arriba eran figurantes.-
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